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  • Foto del escritorLinda Guzman Perez

¿Cómo preparar a tu hijo para la escuela?

Actualizado: 28 nov 2019

Algunos consejos sobre hábitos, disciplina, convivencia y autoestima

Algunos consejos sobre hábitos, disciplina, convivencia y autoestima

Mientras duran las vacaciones, pocos son los padres que desean hablar de la escuela, lo sabemos. Con las festividades de Navidad y Año Nuevo, el foco de atención y de la organización familiar pasa por las actividades de ocio y recreación; los viajes, las visitas y los paseos. Podríamos, sin embargo, resignificar esta etapa y aprovechar el tiempo de descanso en preparar a los niños para el inminente comienzo del periodo escolar.

Hay dos temas fundamentales y de especial importancia, ya sea que tu hijo vaya al colegio por primera vez, cambie de ciclo, o simplemente retome las clases con su grupo habitual: los hábitos que hacen a la disciplina y la convivencia institucional.

Cómo apoyarlos en hábitos y disciplina

Cuantos más asuntos en común haya entre los parámetros generales de orden y disciplina que se utilizan en el hogar y en la escuela, mucho más fácil les resultará  a los niños la articulación entre estos dos ámbitos. Algunas maneras de unificarlos pueden ser:

Conocer los lineamientos de la escuela respecto de las rutinas diarias y la disciplina

Mantenerse al tanto de cómo será la realidad del niño dentro de la institución puede ser una gran ayuda. Algo importante: no dejarse llevar por rumores de otros padres o madres. Recuerda siempre que cada uno habla desde su propia experiencia, y es un punto de vista subjetivo. Esta recomendación implica, antes que nada, ilustrarse a través de folletos, la página web de la institución u otras fuentes de información que se hayan tenido al momento de elegir el establecimiento.

Una muy buena idea, es acercarse al colegio para tener una entrevista personal y despejar todo tipo de dudas respecto a estos temas. Puede que ya se haya concretado un encuentro personal, pero nunca está de más realizar uno nuevo al inicio del ciclo.  Una vez que cuentes con esta información, la idea es asimilarla internamente para ir compartiéndola, y no correr a contarle al niño cómo serán las cosas cuando comiencen las clases, mucho menos en tono de advertencia o amenaza, al estilo: “¡Ya verás cuando vayas al colegio y no puedas comer a cualquier hora, entonces valorarás lo que estás pudiendo hacer ahora en vacaciones!”.

Ahora sí, es el momento en que se puede pensar creativamente cómo incorporar o modificar rutinas de manera tal que se asimilen a las del colegio, por ejemplo, aquellas relacionadas con los horarios de las comidas y su variedad (si es que hay un almuerzo dentro del colegio), las colaciones permitidas como meriendas, la proporción de actividad física en una jornada estándar, etcétera.

¿Qué se logra de esta manera?

Que la actitud al momento de comenzar las clases sea de mayor aceptación y apertura, considerando que no se trata de un quiebre absoluto en las rutinas, sino más bien de algunos cambios de escenario y actividades.

A medida que se vaya acercando la fecha de inicio, resulta recomendable organizar los horarios de modo tal que se puedan asemejar al de las clases. De esa forma, puede pensarse en asignar turnos de chequeos médicos, odontológicos, compras de artículos escolares y su preparación, o realizar trámites haciendo que coincidan los horarios con los de asistencia al colegio, para ir acomodando la rutina a estos ritmos.

La convivencia institucional y la autoestima

Otro punto relevante para estar preparados es el ámbito compartido con los compañeros, los docentes y las autoridades. Resulta imprescindible que los padres acuerden al menos básicamente con los parámetros que plantea la escuela respecto de la convivencia. De más está decir que resulta contraproducente realizar comentarios negativos o críticas acerca de los planteos disciplinarios y normativos escolares. Si los hijos escuchan en casa estas percepciones, tendrán mayores dificultades luego para acatar las normas de convivencia escolares, puesto que no serán respetables para ellos.

Una sugerencia elemental, es comenzar a conversar acerca de lo que son las normas de convivencia en un sentido amplio, es decir, que se pueda hablar de lo que ocurre con las que se usan en casa relativas a los horarios, comportamientos, obligaciones y tareas de cada integrante de la familia. También pensar en la utilidad que tienen las normas compartidas para conocer lo que se puede esperar de los otros y, en consecuencia, lo que los otros esperan de nosotros. En el otro extremo de esta idea estarían las leyes de un gobierno, que se pensaron para generar un orden en el funcionamiento de toda una población. En un intermedio de estos dos, se inserta el ejemplo del colegio como una institución mayor al hogar pero menor que el gobierno.

¿Qué se logra de esta manera?

Esta es una forma efectiva de permitir naturalizar la necesidad de pautas, como un instrumento de organización necesario al cual hay que acoplarse mientras se permanece dentro. Mientras estemos en casa sigamos las pautas de casa, mientras estamos en el colegio nos atenemos a las reglas escolares y circulando por la calle a las normas de tránsito y otras que haya en la ciudad. Y cuando las reglas no se cumplen, es bueno conocer las consecuencias de la transgresión para estar debidamente advertidos.

Algunos colegios también tienen protocolos específicos de actuación para el bullying o acoso escolar, del que es imprescindible estar al tanto para saber que existe una modalidad apropiada de abordaje de estas situaciones. Si no lo hubiesen desarrollado, es una muy buena idea solicitarlo.

Conclusión

La repercusión de las normas en el desarrollo de las actividades tiene mucho que ver con lograr que se respeten los parámetros individuales y las diferencias de talentos, así como las jerarquías de las autoridades. Asimismo, un niño informado y que atiende a dichas normas, podría verse favorecido con un incremento en su nivel de autoestima para el desarrollo de habilidades y aprendizajes en todos los canales de las múltiples inteligencias que poseemos los seres humanos.

Estas pautas son dos aspectos muy generales y básicos para considerar al momento de iniciar el ciclo escolar. Por ello es, que anticipando desde casa lo que luego va a ser el ritmo cotidiano, se puede alcanzar una labor de prevención psicoemocional que facilita el flujo de las vivencias académicas y sociales. Como beneficio extra: si tus hijos notan además que los padres están involucrados con su escolaridad, se sentirán acompañados y resguardados a pesar de las exigencias diarias, afrontándolas entonces con mayor seguridad y motivación.

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